Es urgente declarar la emergencia del Transporte

Es urgente declarar la emergencia del Transporte

Los aumentos en los costos son una constante como consecuencia de las políticas monetarias y la fuerte presión tributaria. El futuro del transporte de cargas pende de un hilo en un escenario crítico.

La crisis no da tregua al autotransporte de cargas. En un contexto de enfriamiento de la actividad, los aumentos de costos son constantes, sobre todo del combustible y otros insumos debido a la devaluación del peso. A ello se suma una presión fiscal que no da tregua. Los aumentos que el sector recibe no se pueden trasladar a tarifas inmediatamente lo que provoca que se trabaje por debajo de los límites que hacen competitiva a la actividad. En ese escenario, FADEEAC reitera el reclamo de la urgente declaración de la emergencia económica.



Sobre la espalda de las empresas que transportan mercadería pesan números en rojo: solo si se analiza el comportamiento del combustible, se evidencia un aumento del 150% desde la desregulación del mercado de hidrocarburos en octubre de 2017, un 77% desde 2018 y un 35% al tercer trimestre de 2019. Como las políticas no observan el estado crítico del sector, el combustible volvió a aumentar y ya lleva una suba promedio del 31% en lo que va de noviembre.

No es el único insumo con aumento. El Índice de Costos de FADEEAC, que mide los once rubros centrales de la actividad, arrojó que poner en marcha un vehículo para trasladar mercadería costó un 39% más en lo que va de 2019, y un 50% en los últimos doce meses, en un contexto de alta inflación mayorista y minorista. A ello se le suma la presión fiscal sobre la tarifa final del flete: sobre cada $100 de facturación del autotransporte de cargas, el 42% corresponde a la carga tributaria, según valores de octubre último.



En este escenario alarmante, FADEEAC reclamó formalmente ante el Gobierno nacional la declaración de la emergencia económica para el sector, de manera de obtener mayor previsibilidad en el precio del combustible y la garantía de su abastecimiento, el acceso a financiamiento y la adaptación del régimen impositivo a la difícil situación que se atraviesa.

La realidad es preocupante ya que cada producto que llega a la mesa de las familias argentinas es transportado por un camión. El autotransporte de cargas no es formador de precios pero está en emergencia debido a los altos costos que debe afrontar y frenan el funcionamiento de un sector central para la vida del país.



Los costos siguen aumentando

- La suba de octubre fue promovida sobre todo por el rubro Personal, debido al pago de la segunda cuota del acuerdo paritario.
- Por la suba del 5% del 1 de noviembre en el combustible, se proyecta un mayor aumento en noviembre.
- El autotransporte de cargas opera en un contexto inflacionario de baja de los volúmenes transportados y altas tasas de interés, además de la incertidumbre cambiaria.

En solo cuatro meses, desde la devaluación de agosto y la vuelta del cepo cambiario, los costos del autotransporte de cargas acumulan una suba del 15%. Así lo arroja el Índice de Costos de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC), que trepó un 2.88% en octubre respecto del mes anterior. Para noviembre, se proyecta una nueva suba en los costos ya que el mes comenzó con un incremento del orden del 5% en el combustible.



Con los últimos valores medidos, poner en marcha un vehículo para trasladar mercadería costó un 39% en lo que va de 2019, y 50% en los últimos doce meses, en un contexto de alta inflación mayorista y minorista.

En octubre fue notable el aumento del rubro Personal, que surge del segundo tramo del acuerdo rubricado en julio de 2019 (11.5%) e impacta en componentes relacionados. También sobresale el descenso del Costo Financiero en un 13.2 % desde los niveles muy elevados de agosto.

Por el lado del equipo, se destaca la suba de Material Rodante (3.72%) y Neumáticos (2.14%). En el primer caso, había aumentado 11.5% en agosto y 18,7% en septiembre, en tanto que Neumáticos había registrado 28.5% y 1.2%, respectivamente.

En tanto, el combustible, insumo de mayor gravitación en el sector, mostró una variación marginal en octubre, para volver a incrementarse a partir del 1 de noviembre en torno al 5%, en el marco de la Resolución 688/19 de la Secretaria de Energía. Con ese instrumento, el organismo autorizó un nuevo aumento de los precios minoristas en hasta 5% respecto de los precios vigentes al 20 de septiembre de 2019.



Política de combustible: idas y vueltas

El gas-oil ya había aumentado 6.4% en septiembre con la anterior Resolución (557/19) de la Secretaria de Energía, que había limitado en hasta 4% los aumentos de precios minoristas y desregulado los precios mayoristas.

Esta situación, de fuerte ampliación de brechas entre las distintas variedades de carga de gas-oil y entre las diversas zonas geográficas en los últimos meses, generó inconvenientes en el abastecimiento normal del combustible en todo el país, lo que provocó mayores costos en la provisión e inconvenientes en la logística de las empresas. En particular, los precios de compra mayorista por granel sufrieron aumentos muy superiores al promedio, entre el 10% y el 20% según el área y la marca, en ese segmento de carga mayorista.



A partir del 9 de agosto último, el gobierno nacional dispuso por tres meses un congelamiento de precios de los combustibles, naftas y gas-oil (DNU 566/19), que quedó acotado solo al segmento minorista (DNU 601/19) y cuyos aumentos posteriores (hasta 4% y 5% respectivamente) fueron limitados por la mencionadas Resoluciones 557/19 y 688/19.



En lo que va de noviembre, el aumento promedio del gas-oil alcanza el 31%, tras haberse incrementado 77% en 2018, lo que afecta el normal funcionamiento del autotransporte de cargas a nivel nacional.
Con el registro de octubre y las proyecciones para el siguiente mes, la situación que vive el sector es crítica, en un contexto económico inflacionario con caídas en los volúmenes transportados. A su vez, la actividad debe responder a una presión impositiva del orden del 42% de la tarifa final, sumado a las altas tasas de interés y la incertidumbre sobre el comportamiento de la moneda. Frente a ello, la conclusión es una: hacen falta políticas acordes a la crisis que se atraviesa para ayudar a que el sector se recupere y que las empresas que lo componen no pierdan su capacidad de ser competitivas.

Por David Gil
Fuente: FADEEAC

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