Control y mantenimiento del turbo

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Por Enzo Nuvolari

Un estudio revela que la mayoría de los inconvenientes del turbosobrealimentador resultan de un mantenimiento inapropiado. Los turboalimentadores son reconocidos actualmente como el medio más económico de elevar la potencia con solo un ligero aumento en el peso del motor; además, las cantidades de combustible pueden regularse para obtener una importante reducción del consumo del mismo.

Un enfoque equilibrado, compensa la potencia y la economía. En cualquier camino que se tome, el motor se desempeñará mejor a grandes altitudes, emitirá menos humos y producirá menos ruidos. El turbosobrealimentador emplea los gases de escape para impulsar al rotor de la turbina. Mediante un eje de conexión, la turbina impulsa un compresor o soplador centrifugo. El compresor comprime el aire hasta 3,5 veces la presión ambiente normal, dentro de los cilindros o cámara de combustión. Como resultado, el combustible es quemado mucho mas completamente, obteniéndose una mejor economía y menor emisión de humos negros, los reglajes pueden ser regulados para combustionar más combustible lo cual aumenta la potencia del motor.



Los subconjuntos de la turbina y el compresor “flotan” dentro de la carcasa, en cojinetes que lo mantienen en posición. Por eso las reparaciones de la unidad son muy sencillas a pesar de que los rotores de la turbina y el compresor giran entre 50.000 y más de 200.000 rpm.a máxima velocidad del motor. En la práctica, se requieren unas pocas herramientas manuales para desarmar el turbosobrealimentador.
Además, con un mantenimiento preventivo adecuado, no será necesario desarmar, excepto a grandes intervalos de revisión general del motor. La generación actual de turboalimentadores deberá durar la vida del motor o más. Por ejemplo, se recomienda comprobar el desgaste de los cojinetes, sin desarmar, cada 300.000 km. Se sugiere limpiar los rotores de la turbina y el compresor a intervalos de 150.000 a 200.000 km. según el modelo de rotor. El no seguir los métodos adecuados de mantenimiento, especialmente en los sistemas de lubricación y de admisión de aire, puede hacer más frecuente la reparación del motor y el turbo. Un estudio efectuado por un fabricante de motores, revelo que la mayoría de las fallas del turbosobrealimentador, son más bien el resultado directo de un mantenimiento inadecuado que de problemas del turbo en sí mismo. Los objetos extraños.



Cerca del 40% de todas las fallas del turbosobrealimentador resultan como consecuencia de objetos extraños que entran a través de los sistemas de escape o de admisión de aire. En el múltiple de escape, los gases son dirigidos mediante una boquilla con álabes para aumentar la velocidad del rotor de la turbina. Las dimensiones de los álabes son un factor principal en la armonización del turboalimentador con un modelo particular del motor. Un pequeño perno de metal o una arandela que caiga inadvertidamente en el sistema de escape, muy pronto estará golpeando sobre los álabes reduciendo la sección de entrada. Las aberturas más pequeñas aumentan la velocidad de los gases, lo que resulta en sobrevelocidad del conjunto giratorio y rápido desgaste de los cojinetes.

Todas las veces que se abre por alguna razón el sistema de escape conviene comprobar cuidadosamente si hay objetos sueltos. Pedacitos de metal como rebabas o salientes del molde de fundición también pueden desprenderse cuando sufren la Actualmente los turbos son fabricados “al estado del arte”, recurriendo a una tecnología aeroespacial, y es vital para su mantenimiento; comprobar el desgaste de los cojinetes y la limpieza de los rotores. acción del calor y la presión de los gases de escape. Cuando se rearma el sistema, hay que asegurarse de que las juntas están perfectamente en posición. Los pedazos de material de junta que sobresalen dentro de la apertura también pueden desprenderse e interferir con el funcionamiento del turbosobrealimentador.



En el otro extremo de la carcasa, los rotores del compresor quizás sean mellados o deformados por objetos extraños que entran a través del sistema de admisión. Los principales culpables son trozos de piezas sueltas, pedazos de mangueras de aire, y alambres de refuerzo. Con las altas velocidades de los rotores de la turbina y el compresor, un objeto pequeño puede causar grandes daños. Aún un pequeño desequilibrio apresurará el desgaste de los cojinetes, las pérdidas de aceite, y los daños al motor y el turbo.

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