La odisea de comprar un automóvil eléctrico en Argentina

La odisea de comprar un automóvil eléctrico en Argentina

A través de los Decretos 331/17 y 260/19, el Gobierno nacional habilitó a todas las marcas automotrices en Argentina a importar vehículos eléctricos con una fuerte baja arancelaria, de manera tal de incentivar el mercado.

Sin embargo, los ciudadanos están encontrando grandes barreras a la hora de comprar su vehículo. En una entrevista para Energía Estratégica, Javier García Larumbe, especialista en agua potable y saneamiento y militante por el medioambiente, cuenta su experiencia.

¿De dónde surge su interés por adquirir un vehículo eléctrico y cuáles son esas posibilidades dentro de Argentina?

Como especialista en agua potable y saneamiento, siempre me movilizaron los temas vinculados al cuidado del medioambiente. Incluso en mi vida personal hace mucho tiempo que aplico buenas prácticas para mitigar mi impacto ambiental: reciclo y separo residuos, hago compostaje de los residuos orgánicos, monté un sistema de calefacción solar en casa (hace muchos años cuando aquí ni se hablaba de eso), y aplico distintas estrategias para la reducción del consumo de agua, luz y gas. También practico la náutica, pero como buen ecologista solo navego a vela.

A pesar que hace muchos años que existen los vehículos eléctricos en el mundo, siempre me fue imposible adquirir uno debido a las regulaciones y trabas burocráticas, la mayoría sin sentido, que imponen las autoridades en Argentina.

Incluso, habiendo vivido 3 años en Estados Unidos, a mi regreso me fue imposible traer un Tesla (por las regulaciones que había en ese momento que impedían la importación y el patentamiento de autos eléctricos).



Tampoco era posible hacer una conversión de un vehículo existente porque el registro no lo autorizaba. O sea, estaba todo montado para que sea imposible circular con un auto eléctrico en Argentina.
A partir de la sanción del Decreto 331/2017, se abrió una esperanza para que se pudieran adquirir este tipo de automóviles en Argentina. Sin embargo, habiendo transcurrido más de 2 años de la aprobación, actualmente solo se consiguen 2 vehículos eléctricos en Argentina: Nissan Leaf y Renault Kangoo ZE.

Esto demuestra el fracaso de la política que se quiso implementar, quizás motivado por el poco interés de las marcas en comercializar este tipo de productos en Argentina (a pesar que hay un público interesado en este tipo de vehículos).

¿Al momento de querer comprar este vehículo con qué impedimentos se encontró?

Como comentaba, solo hay dos modelos que se comercializan en Argentina. Uno es utilitario (Kangoo ZE), por lo que en definitiva hay un solo automóvil para uso de particulares y/o familias: el Nissan Leaf.
Encima solo se piden por encargo, debiéndose abonar 120.000 pesos en concepto de reserva sin posibilidad de ver el coche al momento de adquirirlo, lo que demanda un trámite de varios meses e incertidumbre en el precio debido a que la reserva no congela precio y es cotizado solamente en dólares.

¿A qué precio se consiguen los Nissan Leaf en otros países del mundo y a qué valor acá en Argentina?

En Argentina se tiene un precio de 61.600 dólares, mientras que en Europa parte de 30.100 euros y en Estados Unidos de 29.990 dólares. Es decir, en Argentina cuesta prácticamente el doble.
¿Por qué hay tanta diferencia de precio?
Con los incentivos fiscales que existen, debería estar en un precio un poco superior al de Europa (por la diferencia de la tasa del IVA y el impuesto reducido a la importación).
¿Y por qué es tan alto entonces?

Posiblemente responda a una política comercial de la empresa que a factores de origen fiscal.

¿Propone algún tipo de mecanismo para que la importación sea más ágil y económica, sin dejar de tributar lo que corresponde actualmente por Ley?

Como es un mercado nuevo que se desea desarrollar, deberían plantearse la desregulación de diversos trámites que no tienen valor para la cadena de comercialización.

Por ejemplo, la homologación para circular requiere de una serie de trámites que no encuentran sentido desde el momento en que son cumplidos en mercados más desarrollados y complejos como el europeo o el norteamericano. El solo hecho de que un modelo este homologado en el origen debería ser suficiente para poder ingresarlo sin más en Argentina. ¿No resulta raro que se permite a cualquier extranjero que circule con un automóvil ingresar y circular por Argentina sin otro tramite que un permiso de la AFIP?

Por otro lado, tampoco se entiende la exclusividad que se le da a las terminales y marcas para poder importar vehículos eléctricos, cuando éstos no se fabrican en el país por lo que no competirían con ningún producto de origen nacional.

Debería habilitarse la posibilidad de que cualquier ciudadano que desease importar su propio automóvil eléctrico lo pueda hacer sin más trámites que los certificados de homologación de origen y el pago de los tributos correspondientes.



Una medida de este tipo dinamizaría el mercado y alinearía los objetivos de las terminales y las marcas al deseo de los consumidores, e induciría a la vez una baja en los precios. Tal como está el esquema hoy existe una clara transferencia de beneficios hacia la marca o la terminal habilitada en detrimento del consumidor.

Teniendo en cuenta la escasez de puestos de recarga, ¿eso no desalienta a un potencial usuario?

Es necesario incentivar el desarrollo de la infraestructura de recarga para que se pueda masificar el auto eléctrico.

Sin estaciones de recarga el uso del auto eléctrico queda limitado a la ciudad y a un radio de la vivienda del usuario. Pero la mayoría de los usuarios recorren entre 20-50 km diarios, que con una carga nocturna y una adecuada capacidad es posible completar con un auto eléctrico.

NR: Agradecemos nota a Energía Estratégica

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